Responsabilidad Social

Museo Antapu

San Antonio de los Cobres es la capital del Departamento de Los Andes, que se encuentra en el noroeste de la República Argentina, en plena puna de la provincia de Salta.

Rodeada de un paisaje único por la aridez de su tierra, sus salares, sus altas cumbres coloridas, San Antonio de los Cobres se encuentra a tan solo 164km de la ciudad de Salta; y ahora a través de ANTAPU, vuelve a recuperar parte de su rica cultura ancestral, ya que podrán exhibirse en su lugar de origen piezas arqueológicas precolombinas para el deleite no solo del turista sino también para orgullo de los lugareños que recuperan su patrimonio.

El MUSEO ÉTNICO Y ARQUEOLÓGICO DE SAN ANTONIO DE LOS COBRES, surge como una necesidad de explicar sus antepasados y el hecho de construirlo desde la idea de Comunidad tiene por objeto que todos y cada uno de los habitantes de SAC sientan y consideren el Museo como propio.

ANTAPU es ante todo una experiencia de trabajo comunitario con los lideres naturales de una comunidad originaria de la Puna Argentina y representa el espejo contemporáneo don de la comunidad tiene un espacio propio donde poder establecer los parámetros de su contemporaneidad y la de sus ancestros.

Tiene por objetivos:

La reconciliación con el patrimonio integral, su conservación y usufructo, como una responsabilidad compartida entre el museo y la comunidad

Estimular y promover en la comunidad la creación de formas sustentables de uso del patrimonio integral, desarrollando en forma conjunta actividades y proyectos que beneficien al museo y la comunidad.

Recopilar vestigios de una cultura oral, mitos, creencias, ritos, que tienden a desaparecer bajo el manto de la cultura de la sociedad dominante.

Un proyecto de estas características, inmerso dentro de un programa de desarrollo sustentable es generador de puestos de trabajo genuinos, desalentando la migración de los jóvenes a otros lugares y evitando el doloroso alejamiento de su familia y su cultura.

El MUSEO forma parte del desarrollo de un circuito turístico alternativo, “El Cielo con las Manos”, donde la comunidad actúa como gerenciadora de sus propios bienes, su patrimonio cultural y sus bellezas naturales. “El Cielo con las Manos” reúne características particulares considerando que implica la capacitación de los actores en técnicas comunicacionales y conservacionales de los contenidos y del medio ambiente en general.

Corralito

Corralito es un paraje situado a 25 Km de San Antonio de los Cobres

Allí encontramos una quebrada frente al lecho de un rió seco. Sus rocas albergan una síntesis de la historia local impresa sobre la roca. En Corralito se encuentra una galería de petroglifos importante donde se pueden observar escenas completas de ceremonias chamanicas, así como petroglifos de bailarinas y otras representaciones a lo largo de diferentes épocas.

Petroglifos

Calcos Petroglifos

Vida cotidiana en La Puna de SAC

Muestras

Los Primeros Habitantes de la Región

La Puna Argentina se eleva por encima de los 3500 metros sobre el nivel del mar. La evolución humana en tierras altas estuvo condicionada por factores extremos tales como la amplitud térmica diaria, la hipoxia y la baja productividad de los recursos. Entre ellos los camélidos silvestres Vicuñas y Guanacos y los domésticos: Llamas fueron los principales.

En el Valle de San Antonio de los Cobres (Valle de SAC), Provincia de Salta, nuestra investigación expuso sitios de poblaciones de Cazadores y recolectores del Holoceno Medio. Los fechados de estas ocupaciones son de 5.200 años AP. La evidencia sostiene un modelo de uso de espacios acotados a manantiales, un alto consumo de camélidos silvestres, y reutilización del espacio mediante actividades tales como la confección de artefactos líticos bifaciales y puntas de proyectil. Estas poblaciones de cazadores recolectores se extinguieron en la Puna Argentina alrededor de los 3400 años AP, por la evolución selectiva de poblaciones con estrategias de producción de alimentos pastoriles.

PARAJE MATANCILLAS

Matancillas, es una quebrada lateral al Valle de San Antonio de los Cobres, en este paraje se detectaron las primeras ocupaciones de la región con economías agrícolas. Estas poblaciones ocuparon espacios protegidos y aptos para el cultivo de quínoa, maíz y probablemente papas. Si bien la estrategia agrícola predomino, el pastoreo y la caza fueron también importantes. Esta diversificación económica sirvió para amortiguar el riesgo de este ambiente. Así estas poblaciones no solamente tuvieron construcciones de vivienda, sino que los asentamientos incorporaron, huertos de cultivos (canchones), y corrales (pircas). Junto a los asentamientos hay escenificaciones de la vida cotidiana, los rituales y las tecnologías en representaciones rupestres.

La cerámica de Matancillas, fechada en los 2040 años AP, pertenece a la Tradición Alfarera San Francisco.

El imperio inca en la región

Hacia 1525, el territorio bajo control del imperio Incaico se extendía por la zona más meridional de la actual Colombia, por Ecuador, Perú y Bolivia y por zonas de lo que hoy en día es el norte de Argentina y Chile, abarcando un área de más de 3.500 Km. de norte a sur, y de 805 Km. de este a oeste.

 Los investigadores estiman que esta inmensa región estuvo habitada por una población de entre 3 y 17 millones de personas de distintas culturas andinas.

Desde el punto de vista administrativo, el territorio estaba dividido en cuatro grandes regiones o suyos (‘parte’), a ello debe su nombre Tahuantinsuyu (una palabra quechua que significa literalmente ‘Tierra de los Cuatro Cuarteles’ o ‘de las Cuatro Partes’), que estaba, a su vez, subdividido en cuatro: Antisuyu, Collasuyu, Cuntisuyu y Chinchasuyu.  El Antisuyu, hacia el este en dirección a la selva hasta la frontera con Brasil; el Cuntisuyu, hacia el poniente en dirección al océano Pacífico pasando por Puno, Arequipa y Mollendo; el Chinchasuyu, al norte, en dirección a Túmbez en la frontera con Ecuador; y el Collasuyu, en dirección al sur hasta Chile.

El proceso de expansión inca fue muy rápido y en 150 años impusieron su control ideológico y económico sobre cientos de pueblos.

La forma de vida de esta civilización se puede apreciar en los innumerables yacimientos arqueológicos descubiertos en la zona de San Antonio de los Cobres y otros muchos aun por descubrir o tener estado público.

La mayoría de sus volcanes, todos por encima de los 5.000 msnm, como el Tugzle, Keuar, Acay, suelen ser santuarios incas desde la antigüedad. Recientemente en el volcán Llullaillaco, unos 380 km al oeste de San Antonio de los Cobres, se realizó un importante rescate arqueológico de tres niños encontrados en la cima del volcán y momificados naturalmente. Los «Niños del Llullaillaco» tienen una antigüedad de 700 años aproximadamente. Los «niños» y el importantísimo ajuar que los acompaña se encuentran actualmente en el MAAM (Museo de Arqueología de Alta Montaña) en la ciudad de Salta.

Exposición Itinerante

Formato Power Point

Artículos de Interés

Una caña de pescar para San Antonio de los Cobres

Cómo comenzó todo…
A mediados del año 2001, cuando la crisis socioeconómica que azotó nuestro país, comenzaba a mostrar su peor cara, nació el programa “Una caña de pescar para San Antonio de los Cobres”. Un programa que debía abrirse camino fuera del asistencialismo y clientelismos de cualquier tipo. Debía ser autosustentable y objetivamente contribuir a generar puestos de trabajo genuinos. En la emergencia atacar los efectos pero constantemente tener en la mira las causas que la provocan ya que allí radican las soluciones duraderas.

San Antonio de los Cobres es una localidad situada en la puna salteña a aproximadamente 2000 Km. de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a 3750msnm.

Esta localidad reconocida por el hito turístico “Viaducto de la Polvorilla” situado a 4200msnm, hasta donde circula el “tren de las nubes”, poco tiene que ver hoy con esa realidad sobre rieles.

Elevados niveles de desocupación tienen su correlato en los altos porcentajes de la población con las necesidades básicas insatisfechas. En este marco hace irrupción el aislamiento geográfico y las condiciones climáticas adversas con variaciones térmicas de hasta 40°C , con temperaturas de 20° bajo cero en invierno.

Frente a esta realidad diagnosticada y constatada en sucesivos trabajos de campo, desarrollamos una propuesta de trabajo conjuntamente con diferentes lideres de la comunidad, detectando necesidades, nichos productivos a explotar y diseñando proyectos a desarrollar.

"No dar el pescado, enseñar a pescar"

Un sociólogo y un periodista decidieron unir esfuerzos para sacar del aislamiento y ayudar a los habitantes de la localidad salteña de San Antonio de los Cobres, situada a 190 km de la capital de esa provincia.

En esta localidad, según las últimas encuestas oficiales, el 47 por ciento de la población, de 5600 habitantes, tiene las necesidades básicas insatisfechas. Además, soporta temperaturas que, en invierno, llegan hasta los 20 grados bajo cero.

«Pronto nos dimos cuenta de que las donaciones de alimentos y abrigo sólo podían solucionar la emergencia, pero no resolverían los problemas estructurales ligados con la desocupación y la marginalidad. Así nació el proyecto «Una caña de pescar para San Antonio de los Cobres»», relató a LA NACION el sociólogo Jorge Cordone, de 47 años, quien impulsó la iniciativa junto al periodista Claudio Destéfano, de 42.

Según explicó, «el programa incluyó microemprendimientos productivos para revalorizar las artesanías locales, dos invernaderos que produjeran verduras y hortalizas, un taller de costura y también un plan de desarrollo turístico de la zona».

«El esfuerzo es para devolver la dignidad a los pobladores y romper con la clásica idea de asistencialismo. Lamentablemente, la gente está acostumbrada a pedir sin realizar ningún esfuerzo a cambio. Por eso, el objetivo no fue darles el pescado, sino enseñarles a pescar, de allí el nombre del programa», continuó.

Primero, trazaron, junto con un grupo de profesionales de la salud, de la educación y de las ciencias sociales, un diagnóstico sobre las necesidades y posibilidades existentes en la comunidad, lo que permitió el desarrollo, por ejemplo, de nueve huertas comunitarias, con el asesoramiento del INTA, y la construcción de refugios para pastores en áreas de montaña.

«Uno de los desafíos inmediatos fue vencer la distancia. Entonces, instalamos Internet en el lugar, vía satelital, para dar continuidad a los proyectos», dijo. Los equipos fueron aportados por la firma NahuelSat SA, y el puesto comunitario emplazado permite también que la escuela y el hospital local estén conectados con el exterior.

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